21 de septiembre de 2008

XXIV DOMINGO ORDINARIO

Evangelio según San Mateo 18,15-20.
Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos".
“TEN PACIENCIA Y TE LO PAGARÉ TODO”. “Ten paciencia y te lo pagaré todo” le dice un empleado a su patrón, ante la imposibilidad de pagarle de inmediato la deuda de una fuerte suma de dinero. Esta es la situación descrita por Jesús en una de sus parábolas, para ilustrar la necesidad de perdonar a quien después de habernos ofendido, reconoce su falta y manifiesta la intención de reparar el daño cometido(Mt.18,21-35). Según el relato, el patrón escuchó al empleado, y al ver que la única manera de ajustar las cuentas era vendiéndolo a él, a su esposa y a sus hijos, prefirió perdonarle la deuda para salvar la vida personal y familiar de ese empleado. El relato agrega que el empleado al salir de la casa del patrón encontró a un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad de dinero, pero no fue capaz de hacer con su compañero, lo mismo que hizo con él su patrón, y ante la deuda de una suma insignificante de dinero, el empleado se empecinó en exigir que se la pagara, a pesar de que el compañero le pidió lo mismo que él antes había implorado a su patrón:”Ten paciencia y te lo pagaré todo”. Quien dice: “Ten paciencia y te lo pagaré todo”, expresa la intención de reparar el daño cometido, y merece en justicia la confianza y el tiempo que pide. A veces después de cometer un abuso, sobre todo en el terreno económico, huimos, nos escondemos, nos justificamos, mentimos, o nos enojamos y agredimos más todavía. Jesús nos invita a asumir con sinceridad nuestras faltas. Esta actitud nos da derecho, siempre y cuando sea con sinceridad, para a decir: “Ten paciencia y te lo pagaré todo”. Muchas veces ante una agresión reaccionamos con violencia, con rencor y venganza; Jesús nos invita a reaccionar frente al agresor en forma no violenta, pacientes, y compasivos, sobre todo si nos pide tiempo para reparar el daño hecho. Perdonar, es abrirnos a la justicia de Dios que es el único capaz de juzgar sin condenar, porque nos juzga con su Amor. Si reaccionamos así, salvaremos muchas relaciones familiares, laborales y sociales, que de otro modo por causa de nuestros abusos y violencias se pueden truncar para siempre. Fr. Miguel Angel Ríos op.

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